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Soft Skill Resiliencia: Definición y Ejemplos

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La Resiliencia es la capacidad que tenemos las personas para asumir con flexibilidad situaciones adversas o límites, sobreponernos a ellas y salir fortalecidos de la experiencia. La resiliencia es un proceso complejo, dinámico y multifácetico que aúna factores ambientales y personales, y que como todas las soft skills es una habilidad o capacidad que se construye y alimenta durante toda la vida y que podemos desarrollarla o afianzarla cambiando algunos de nuestros hábitos, esquemas o creencias.

La resiliencia generalmente se pone en marcha cuando luchamos contra circunstancias externas que son adversas, por ejemplo la pérdida de un trabajo llevándonos a una situación de desempleo, cuando repetidamente hemos tocado el fracaso, por ejemplo cuando nuestro producto ha recibido muchos “noes” nos han cerrado multitud de veces las puertas a presentar nuestro producto, o cuando hemos luchado por aquello que queremos sin darnos por vencidos, por ejemplo, nuestro proyecto de emprendimiento. El hecho de encontrarnos al límite hace que demos lo mejor de nosotros mismos y se desarrolle la resiliencia para afrontar las dificultades y retos que se presentan en la vida.

🌶️ Consejo avanzado: Resiliencia y búsqueda de empleo

El origen etimológico del término resiliencia proviene del latín “resilio” que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. La persona resiliente es capaz de normalizar su vida dando saltos o rebotando a pesar de las circunstancias. No es un ejercicio fácil, pero es un ejercicio que si lo practicas te sorprenderás de las recompensas vitales que te aporta.

Practica la resiliencia en tu búsqueda de empleo manteniendo una actitud optimista y positiva, creyendo firmemente en que el trabajo llegará y la situación de desempleo pasará, conócete a ti mismo y abre nuevas alternativas, escucha tus emociones y busca ayuda si lo necesitas. 

¿Qué cualidades poseen las personas resilientes?

Una persona resiliente no solo está determinada por sus cualidades personales sino también por la interacción de éstas con el medio. Wollin y Wollin en 1993 describían las cualidades individuales observadas en las personas. Estas observaciones las clasificaron y enumeraron en los siete pilares de la resiliencia:

  1. Instropección: Hace referencia a cómo observamos nuestros pensamientos, emociones y actos. Con la instropección adquirimos una visión real de lo que somos, aumentando la capacidad de tomar decisiones, de conocer nuestras destrezas y reconocer las limitaciones. Cuanto mayor conocimiento tengamos de nosotros mismos, mejor afrontamiento positivo tendremos ante situaciones difíciles.
  2. Creatividad: La capacidad de crear algo nuevo de entre el desorden que la situación adversa ha traído a nuestro día a día. El resiliente hará un collage con los trozos rotos, y transformará su experiencia en algo útil. ¿Cuántas empresas o start-ups han nacido tras un período de desorden? Airbnb o Privalia son un ejemplo de empresas que nacieron tras una época de crisis. 
  3. Moralidad: Es la capacidad de tomar conciencia moral, de discernir entre lo bueno y lo malo y de comprometer nuestras actuaciones de acuerdo con los valores personales y sociales.
  4. Independencia: Es la capacidad de establecer los límites entre uno mismo y las situaciones adversas. Se refiere a la distancia emocional entre uno y las personas cercanas, sin llegar a aislarse.
  5. Capacidad de relacionarse: Es la habilidad para establecer vínculos satisfactorios con otras personas. Las habilidades sociales son claves para relacionarte con éxito en distintos ambientes.
  6. Iniciativa: En este caso la iniciativa se refiere a la capacidad de hacerse cargo de los problemas y de ejercer control sobre ellos.
  7. Humor: El humor debería aparecer entre las cualidades no solo de las personas resilientes. Con el humor el resiliente tiene la capacidad de encontrar lo cómico en una situación adversa. El humor ayuda a superar problemas.
 

Nosotros queremos añadir algunas cualidades más a la teoría de los siete pilares:

Flexibilidad y la adaptación cuando la persona vive situaciones adversas. Las personas resilientes se adaptan con flexibilidad a nuevos planes, metas y objetivos cuando es necesario. No se cierran a una sola alternativa, no se aferran de un modo obsesivo a sus creencias o planes iniciales y buscan siempre soluciones.

Confianza: Se sirven de la introspección para conocerse a sí mismos y para saber qué son capaces de hacer. No pierden de vista sus objetivos y si tienen que pedir ayuda no escatiman en ello, lo hacen sin encerrarse en ellas mismas y aprendiendo de las experiencias de los demás.

Optimismo: La persona resiliente desarrolla un optimismo realista, y aunque son conscientes y de modo objetivo de la situación adversa son los de los que piensan que por muy oscuro que se presente el día, al día siguiente puede irles mejor.

 

¿Cómo se llega a ser (o estar) resiliente?

El desarrollo de la capacidad de ser resiliente no llega por arte de magia. Es una combinación de factores y estrategias lo que nos predispone a ser o estar resilientes. Algunas de estas estrategias son:

1. Mindfulness o conciencia plena: La práctica del mindfulness se están haciendo extensiva a muchos ámbitos y ya cuenta con eficacia demostrada como técnica dentro del manejo de situaciones adversas. El mindfulness nos permite estar plenamente conscientes del momento presente, de vivir en el aquí y ahora, sin dejar lugar a los pensamientos que anticipan el “qué pasará en los próximos días”, o el “qué habría sido si…” que tanto limitan nuestro comportamiento. El resiliente no se para en el pasado ni anticipa el futuro, está en el presente y sabe que de la gestión de este presente dependerá su futuro. 

2. Apoyo Social: La persona resiliente tiene, y utiliza cuando es necesario hacerlo, a personas de su entorno en las que confía, que le ponen límites para evitar problemas, o que le guían cuando necesita actuar de forma correcta. El resiliente no es una supermujer o un superhombre.

3. Habilidades Sociales: Poseer una rango amplio de habilidades sociales nos permitirá establecer interacciones positivas con otras personas y con el entorno que nos rodea. Las habilidades sociales nos facilita la autorregulación de las emociones en las que nos ha metido la situación adversa, nos facilita pedir favores o ayuda, o nos facilita poner límites a personas y circunstancias construyendo con todo ello la resiliencia. 

4. Enfocados a la solución de problemas: Las situaciones adversas y dificultades requieren soluciones para poder seguir adelante con los proyectos y objetivos que tenemos previstos. El enfoque en solución de problemas nos facilita mostrar una conducta más eficaz generando un listado de alternativas “reales” a la situación adversa, tomando decisiones hacia la alternativa con la que nos sintamos más cómodos y validando la alternativa con la puesta en práctica de esta. Si la alternativa elegida no da el resultado que esperamos, podemos volver a otra de las alternativas y comenzar de nuevo con el proceso de validación. 

Es un proceso donde identificamos o descubrimos medios diferentes para afrontar los problemas o adversidades, en el proceso están presentes la generación de soluciones y la toma de decisiones. 

5. Autoestima y autoeficacia (en positivo): Nos referimos a la percepción que cada uno de nosotros tenemos de acuerdo con nuestras capacidades que nos permiten alcanzar los objetivos que nos marcamos. No basta con atender solo a las capacidades que percibimos en nosotros mismos y que nos hacen eficaces, si no que es prioritario atender a la confianza en uno mismo para desarrollarlas adecuadamente. La autoeficacia determina los resultados de un objetivo o meta, si pensamos que conseguiremos alcanzar el objetivo o la meta dependerá de lo eficaces que nos consideremos para realizar las tareas que nos llevarán hacia el objetivo.

Resiliencia y entorno de trabajo

La resiliencia no solo es un concepto formado dentro de la psicología positiva, también está presente en la psicología del trabajo, en la psicología del deporte o en el coaching. 

Dentro del entorno de trabajo la resiliencia es una herramienta potente y de alto valor. Los trabajadores resilientes podrán gestionar mejor las emociones derivadas de las circunstancias del trabajo, afrontar el estrés, manejar la incertidumbre y adaptarse mejor a los cambios – interpersonales, estructurales u organizativos- que se producen cada día en el trabajo.

Las empresas y organizaciones prefieren incorporar a personas resilientes a sus equipos de trabajo. Las personas resilientes logran establecer vínculos a largo plazo con sus empresas, generan un clima laboral positivo y ayudan a sus compañeros sin mermar su rendimiento. Las personas resilientes propician el bienestar laboral, algo tan preciado como difícil de conseguir. 

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