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Cómo afrontar los conflictos laborales de forma sana

¿Qué es un conflicto laboral?

Un conflicto laboral puede entenderse como una discrepancia entre miembros de la organización o con la propia organización. 

Estas disputas presentan las siguientes características:

  • Son inevitables. Es muy poco probable que no haya desacuerdos entre las personas. Sobre todo en el ámbito laboral donde se toman decisiones importantes. 
  • Son necesarias. Ayudan tanto al crecimiento de la organización como al de los empleados. 
  • Son peligrosos. Los conflictos laborales pueden ser útiles o dañinos. Por eso es importante resolverlos a tiempo y de la mejor forma posible. 

Para minimizar sus efectos negativos es importante contar con unas buenas habilidades tanto comunicativas como de inteligencia emocional. A continuación te ofrecemos una serie de herramientas que pueden ayudarte.

Herramientas para afrontar de forma sana un conflicto.

Tranquilizarse a uno mismo.

En el núcleo de toda emoción intensa subyace un impulso a la acción y por esto resulta fundamental el dominio de los impulsos para el desarrollo de la inteligencia emocional. 

Es imposible dar con la solución adecuada cuando uno se halla bajo el influjo de un secuestro emocional. Hay que aprender a calmar los sentimientos angustiosos. Durante un secuestro emocional, las capacidades de escuchar, pensar y hablar con claridad se ven mermadas y es por ese mismo motivo por el que el hecho de tranquilizarse constituye un paso absolutamente necesario sin el cual no pueden existir el menor progreso en la resolución del problema. 

Desintoxicarse de la charla interna con uno mismo.

Los pensamientos del tipo “no puedo soportar más tiempo está situación” o “no merezco este trato” corresponden al modelo de víctima inocente. 

Según Aaron Beck cuando la persona reconoce este tipo de pensamientos y comienza a hacerles frente es cuando nos empezamos a liberar de su influjo. Para ello será necesario que primero nos demos cuenta de que no hay que creer en ellos y buscar argumentos para hacerles frente o perspectivas que los cuestionen.

Escuchar y hablar de un modo no defensivo.

La actitud defensiva se manifiesta en la forma en la que el sujeto ignora o rechaza las quejas del otro, reaccionando como si se tratara de un ataque en lugar de un intento por arreglar las cosas.

La empatía es la forma más eficaz de escuchar sin adoptar una actitud defensiva. La empatía desaparece en el mismo momento en el que nuestros sentimientos son tan poderosos como para anular todo lo demás y no dejar abierta la menor posibilidad de sintonizar con el otro. 

“Reflejar”

Cuando una persona expresa una demanda, el otro debe reformularla en sus propias palabras, tratando no sólo de expresar los pensamientos sino también los sentimientos implicados. Esté reflejo debe de ser contrastado para asegurarse de que es adecuado, y en caso de no serlo repetirlo. 

Haim Ginott afirma qué la mejor forma de expresar una demanda responde al modelo “XYZ”, es decir, “cuando dices X me haces sentir Y, pero me hubiera gustado sentirme Z.”

Disminuir la tensión de una pelea es permitir que la otra persona sepa que somos capaces de comprender su punto de vista y aceptar su posible validez, aunque no coincida plenamente con el nuestro. 

Otra posibilidad es asumir nuestra parte de responsabilidad o incluso disculparnos si reconocemos que hemos hecho algo mal. 

Bibliografía

Goleman, D. (2018). Inteligencia emocional en la empresa (Imprescindibles). Conecta.

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